Existe una enorme variedad de rosales (trepadores, arbustivos, en mata), y cada uno exige de unas especificaciones de poda. En este artículo nos limitaremos a unas instrucciones generales.
Época.
Los rosales se podan una vez pasados los riesgos de heladas invernales. En nuestra zona, La Rioja, puede realizarse a finales de febrero o principios de marzo.
Poda de rosal. Fuente: Infojardín. |
Aunque varía en función del vigor, la formación o la edad del ejemplar, es recomendable dejar entre 4 y 6 ramas por pie.
El corte se realizará en bisel (evitando la acumulación de líquido) justo por encima de una yema (1 cm). Esta yema será la segunda o tercera si son ramas del grosor de un lápiz, es decir, poco vigorosas, o hasta seis si son más gruesas. El motivo es que debemos asegurarnos de que la rama sea capaz de suministrar nutrientes suficientes para un determinado número de yemas. A más grosor, más savia circula y, por ello, las yemas es capaz de alimentar.
A ser posible el corte se efectuará por encima de una yema que esté orientada hacia el exterior, de esta manera favoreceremos la aireación y apertura de la mata, es decir, buscaremos abrir el rosal.
Cortaremos todas las ramas débiles o rotas, e intentaremos ir rejuveneciendo el ejemplar, eliminando ramas viejas por otras jóvenes (menos de 2 años).
Eliminaremos las posibles flores que aún queden, aún marchitas, puesto que sigues absorbiendo nutrientes.
CONSEJOS
- Recuerda utilizar unas tijeras bien afiladas y limpias.
- Eliminar los chupones que brotan del portainjerto (ver más sobre injertos), puesto que no darán flores.
- Tras la poda (incluso hasta la aparición de los primeros brotes), aplicar un abonado orgánico (unos 3 kg por metro cuadrado). El rosal puede presentar carencias, especialmente de nitrógeno y/o potasio, por lo que puede ser interesante incorporar algún fertilizante mineral.
Os adjunto un vídeo de Bricomanía, que ilustra la poda de rosales.
Los rosales, con un poco de mimo, lucen estupendos.
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